Aquella última noche bajó de dos en dos las escaleras, tal vez tenía prisa porque el corazón no espera. Sacando un sobre dibujado de su bolso mientras una triste lágrima borraba el maquillaje de sus ojos. Aquella carta acabaría en su buzón con una confesión de amor que decía: "No abras esta carta hasta que salgan las estrellas y así cuando la leas yo ya estaré con ellas."